Después de haber dado el golpe del siglo, la profesora Malago Browne y Pierre de Fermat parecían decididos a colgar definitivamente el transportador de ángulos. Sin embargo, cuando se ha sido la matemática más peligrosa del oeste, que a una la dejen tranquila no resulta tarea sencilla.
Browne se siente impelida a escuchar a tres mujeres que la abordan con una propuesta. Su ciudad, aterrorizada por un sheriff corrupto y sus secuaces, necesita contratar a los pistoleros más rápidos y mortíferos que pueda encontrar: en otras palabras, matemágicos.
En compañía de seis insólitos aliados, Browne deberá desafiar todas las probabilidades tras aceptar embarcarse en esta batalla por una ciudad en peligro, sus habitantes y el destino de todos los matemáticos de los Estados del Oeste.
Pero el siete no tiene por qué ser siempre el número de la suerte.
Después de leer Plomo al cuadrado dije que era una trilogía pero que no sabía si seguiría con ella, cuando vi que El transbordador había publicado la continuación, y considerando que es uno de los últimos libros de la editorial, me animé para leerlo y tengo que decir que este me ha gustado muchísimo más que el anterior.
La profesora Browne ha dejado los caminos y se ha hecho una vida en un pueblo, cuando tres mujeres vienen a buscarla para pedirle ayuda contra el sheriff corrupto que domina su pueblo. El argumento es de lo mas manido, si no fuera porque Browne no tendrá que formar un equipo de pistoleros para que la ayuden, sino un equipo de matemáticos. El libro tiene dos partes claramente diferenciadas, una primera en que tendrán que buscar ayuda, para luchar contra el sheriff y una segunda donde será la lucha en sí.
Homenajeando a “Los siete magníficos” y a todas las novelas y películas derivadas de esta, donde unos tienen que luchar contra un enemigo muy superior, la novela está muy bien. Yo la he gozado como un loco.
04/11/2022