La novela de Gaskell presenta a la bruja Lois como símbolo de cómo la ignorancia y el fanatismo pueden convertir a la sociedad en verdugos, resaltando el horror de la exclusión y la opresión en contextos puritanos y victorianos. A través de su historia, se critica la intolerancia y se advierte sobre los peligros de sociedades cerradas. La narrativa se sitúa en el siglo XVII, durante un periodo de intensos conflictos religiosos en Inglaterra, donde los puritanos enfrentaron persecuciones por buscar una reforma más radical de la Iglesia. Muchos, en busca de libertad religiosa, emigraron a América, pero allí también encontraron un entorno de control y vigilancia, que culminó en los juicios de brujas de Salem.