Imagina que te despiertas. El sol está donde siempre, el trabajo también, los amigos, la familia, la novia, todos están donde les toca.
Nada es diferente al día anterior. Todo es igual. Asquerosamente igual.
Imagina que entonces, de repente, notas un calor extraño, desconocido, que empieza a recorrer todo tu cuerpo hasta llegar a los ojos que, sin saber por qué ni como, se cierran. Desapareces. Ya no estás. El mundo ha desaparecido.
Y entonces despiertas una vez más, pero ya nada es ni será como antes, no volverás a vivir tu vida del modo en que siempre lo has hecho. Nunca más. Estás muerto y otra persona te dirige.
¿Cómo entender dónde estás? ¿Con quién estas? ¿Por qué?
Nada parece tener sentido. Pero, ¿cuando lo ha tenido la vida?