Narra la crónica del primer homínido que se inventó eso que llamamos progreso: Edward domesticó el fuego; mejoró las viviendas y los suministros; impulsó una dieta rica en proteínas; fomentó la agricultura, la industria, las artes y la cultura, y promulgó la diversidad genética. En definitiva, hizo todo lo que pudo por ayudar a la especie en su lucha cotidiana contra la extinción... aunque no siempre con la comprensión de sus congéneres.
Por qué me comí a padre (1960) describe la teoría de la evolución y construye al mismo tiempo una caricatura feroz de muchos usos y costumbres fuertemente arraigados en nuestra cultura... desde los albores de la historia. Es una sátira breve y doblemente seductora de nuestra propia condición, y un referente ineludible de la ciencia ficción antropológica.
Este libro ha sido otro de mis libros “de playa”, había terminado uno que me había gustado mucho y decidí ponerme con ese, una sátira, cortita. Y me ha gustado mucho.
El libro nos cuenta la historia de una horda, en la prehistoria, con un padre “científico” que busca el progreso, así nos cuenta como descubren el fuego, la cocina, mejoran las lanzas, un montón de cosas. La historia nos la cuenta uno de sus hijos.
De todos los personajes el que más me ha gustado ha sido Vania, el hermano del padre, que no vive con ellos, vive en el bosque. Vania está en contra de todas las cosas que inventa su hermano, que es la representación de la gente que todo lo ve negro y habla del cataclismo que va a provocar ese agente nuevo.
En el caso de tener que elegir algo yo escogería la parte de los muchachos obligados a encontrar pareja, a kilómetros de su casa, porque eso es parte del progreso. Esta parte me ha hecho mucha gracia.
En fin, no sé que mas contar de este libro, es muy divertido.
24/06/2022