La invasión marciana tiene lugar al fin, y los hombrecillos verde de Marte logran desorganizar la civilización terrestre. Pero sólo porque lo ven todo, lo oyen todo y lo dicen siempre todo. Lógicamente, la sociedad humana no puede resistir semejante juego de la verdad. Por eso, el clamor pronto llega a ser unánime: ¡Marciano, vete a casa!