Este es un libro lleno de casas. Casas aisladas con un siniestro columpio como única compañía, casas de agua y casas insatisfechas. Casas que más vale la pena dejar atrás y otras que esconden secretos que no siempre son lo que esperábamos encontrar. Los diez relatos que conforman Casa volada hablan de desencuentros, de malentendidos, de amores y anhelos frustrados. De la perspectiva infantil sobre el mundo adulto y de esas pequeñas catástrofes cotidianas que nos pueden cambiar la vida. Sus tramas, como la propia existencia, se deslizan imperceptiblemente hasta que, de pronto, nos damos cuenta de que todo es distinto para los personajes que las “habitan”, aunque ellos mismos, a veces, no sean conscientes de ello.
Con una voz que recuerda el estilo de los cuentistas clásicos, como O. Henry o Katherine Mansfield, Gemma Solsona Asensio transita de una historia a otra provocando en el lector la misma sensación de intimidad y confort que experimentaría si las escuchara al calor de una chimenea. Fantasía, oscuridad y nostalgia se funden en estas casas, en las que la autora nos invita a «entrar (…) y cotillear en los armarios, mirar bajo las sábanas y las alfombras, y revolver entre los cajones...», para revelarnos los misterios que ocultan, ellas y sus ocupantes, de puertas adentro.