La literatura de Isabel Santos se catacteriza por una sencillez que muchos escritores tardan años en conseguir. Una sencillez que se apoya en lo familiar que no resulta su forma de narrar. Los personajes presentan suu entorno sin muchas vueltas, algo que el lector siempre agradece. En las páginas de Impulso conviven un hongo que adquiere nuevas capacidades mientras las esporas buscan reciclar un planeta, con mujeres que compran horas madre u horas hija u horas abuela, con un autómata, un clon o algún visionario rodeado de aromáticos, con la máquina de la salud; acá se cruza el océano en velero y se viaja a otros universos en busca de historias. Y todo está presentado con mucha claridad, como decía al principio.