En 1941, con los Estados Unidos a punto de entrar en la Segunda Guerra Mundial, a Edgar Rice Burroughs se le ocurrió hacer una versión particular de la novela “Yo, Claudio”, de Robert Graves. En “Soy un bárbaro”, asistiremos a los últimos años del poder del emperador Tiberio, y a los cuatro años del aterrador gobierno de Calígula, pero lo haremos a través de los ojos de Británico, un joven esclavo britano que fue apresado en la Galia belga por las legiones de Germánico. Tras su captura en tierras bárbaras, el muchacho es admitido como esclavo personal de “Botitas” (Calígula), que era como llamaban los legionarios al pequeño hijo de Germánico, que los acompañaba con tan solo cuatro años de edad. A partir de entonces, el pequeño Británico conocerá la gloria y el esplendor de Roma... y también sus intrigas y complots. Pues, en la presente novela, narrada en primera persona por Británico a su hijo y su nieto, no faltan los recursos habituales del mejor Burroughs: combates a muerte, peligrosas carreras de cuádrigas, enfrentamientos letales en la arena del circo... y también, claro, romance. Todo ello rodeado de las intrigas de la corte, los envenenamientos, los complots de asesinato y, en resumen, todo lo que convierte a una novela en apasionante.