El planeta Sal es una superficie muerta para el sujeto 23. Un punto de no retorno después de cien años de travesía intergaláctica. Es inevitable que las preguntas se conviertan en protagonistas de la historia, siempre a su lado, altivas, dispuestas a torturarle día tras día. Realidad y fantasía en un cóctel de introspección sin límites. El sujeto 23, un enfermo mental, un cobarde crónico, desespera sin remedio. Actuar en consecuencia es lo único que le queda. De ahí que su consigna salvadora se transforme en obsesión. Llegar hasta el fondo de la verdad como único objetivo. Una verdad que puede no existir y que le empuja a explorar los confines de un planeta que no es lo que aparenta. Mediante un diálogo interior, el propio personaje nos cuenta sus descubrimientos relacionados con las crisálidas, una raza extraterrestre que necesita vincularse a otros seres para sobrevivir.