Alfredo Álamo nos ofrece en este brevísimo texto una perturbadora visión de la Nueva Inglaterra que soñó H. P. Lovecraft. Bienvenidos a la ficción mínima tentacular y pseudopodal. Bienvenidos, cultistas y adoradores del Gran Cthulhu.

El profundo nadó toda la noche en busca de comida fresca, dejando atrás suculentos bancos de pescado, solo para llegar a una playa llena de turistas que salieron corriendo nada más verle llegar, cubierto de algas, las fauces desencajadas y la piel escamosa y cenicienta. Por fortuna el chiringuito estaba bien surtido de bocadillos y cerveza fresca.

En un local de Nueva York, donde solo se puede entrar a través de la más selecta invitación, las élites decadentes disfrutan de un sushi delicioso y exótico de poderes afrodisíacos. En el almacén, tras la cocina, los profundos, seriamente mutilados, gorjean mientras esperan al hombre de los cuchillos.

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