Dios, a una pastilla de distancia.
Cualquiera puede fabricar drogas con una quimjet, y en Toronto han empezado a administrar una sustancia que permite ver a Dios. Lyda Rose, que convive con su ángel particular desde que tomó una sobredosis del fármaco, abandona el psiquiátrico con un objetivo: sacar la droga de las calles. Dos compañeros la acompañan en la cruzada. ¿Qué podría salir mal?
Afterparty (2014) es un torbellino narrativo profundamente dickiano que subyuga de la primera a la última página. Y crea adicción.