Es probable que Damián Mustieles sea tan real como el libro que tienes ahora mismo entre las manos. Pero también existe una posibilidad, por muy descabellada que sea, de que el único y verdadero autor de este legajo fantasmagórico, encontrado por casualidad en una vieja maleta, sea un personaje de letras y papel. Si quieres averiguar la verdad sólo tienes que soplar sobre este montón de páginas amarillentas y limpiar el viejo polvo que lo cubre.
«Cena para tres» nos sumerge en una pesadilla de revelaciones y disolución; los acontecimientos que aguardan al escritor Daniel Salas en su recién adquirida segunda residencia no sólo harán tambalear su existencia, sino la de toda su familia.
«Malas hierbas» narra cómo los perros de Gran Salto, infectados por un extraño virus extraterrestre, comienzan a entender el lenguaje de un modo más íntimo y descubren el mundo en toda su locura cromática. Cuando se produce el primer ataque al ser humano, sus efectos alcanzarán la categoría de sacrilegio.
En «El ruido» cuatro vecinos de la calle Owl sufren el síndrome de la cabeza explosiva, una extraña patología auditiva que los lleva a oír detonaciones y ruidos insoportables a la hora de dormir. Sus vidas no sólo están encadenadas a ese mal, sino también a la desdicha de ser los protagonistas de una historia que no les pertenece.
Esta colección de novelas cortas es un laberinto fascinante e imprevisible donde el terror más lunático juega al escondite con el lector. Tres historias entrelazadas en cuyos cercos nos encontraremos con dolores de espalda, amores imposibles y una caja de música capaz de resucitar a los muertos.