En una casa de un barrio residencial, mientras la solitaria Dorothy Caliban se ocupa de las tareas domésticas y espera que su marido, por lo general distante, regrese del trabajo, oye en la radio una extraña noticia sobre un monstruo que acaba de escapar del Instituto de Investigación Oceanográfica. La señora Caliban y Larry, llamémosle así, que es verde y bien formado y al que le encantan los aguacates, la televisión y, por supuesto, el mar, acabarán por encontrarse. El monstruo no solo ayuda a Dorothy a pasar el aspirador y limpiar la plata; juntos hacen románticas excursiones a la playa, y se aman locamente en la cocina, en la habitación de invitados, donde sea. ¿Cuánto durará esa felicidad?
Los críticos han comparado La señora Caliban (publicada en 1983) con King Kong, las historias de Edgar Allan Poe, las películas de David Lynch, La bella y la bestia, El mago de Oz, ET, las películas de terror de serie B y los cuentos de hadas: cómo puede una novela contener todos estos elementos tan dispares y salir airosa es la prueba de su sorprendente y singular encanto.