Parecen sesiones de terapia de grupo normales. Una terapeuta y cinco pacientes sentados en círculo, compartiendo experiencias y miedos. Pero ¿y si los monstruos que los acosan no son figurados? ¿Y si su único trastorno es ser capaces de ver lo que no se puede ver, el mundo que hay al otro lado?
Estamos todos de puta madre teje con humor y verosimilitud una historia malsana que arranca en el filo de nuestra rutina y nos deja a las puertas del manicomio. Cada capítulo es una pieza de rompecabezas y a cada pieza la acompaña un escalofrío... hasta que formamos el cuadro perfecto y se nos hiela el espinazo.