En un escenario futuro no muy lejano, la Tierra es un paisaje desolado y en guerra permanente. Jean de Men, líder de una sangrienta revuelta de la que resultó vencedor, ha convertido el planeta en un entorno radioactivo que ha modificado genéticamente a prácticamente toda la humanidad. Solo se guía por la avaricia y el poder; cualquier intento de resistencia que discuta su dominio es rápidamente aplastado, por lo que ya no existe ninguna oposición a su dictadura: los últimos rebeldes, expulsados de la Tierra, orbitan ahora alrededor del planeta en una plataforma espacial, CIEL, una suerte de cárcel en la sobreviven grabando sus recuerdos –la historia de una guerra apocalíptica– en su cuerpo, convertido en el pergamino que explicará el último gran relato de la humanidad. Son seres sin género, delgados y pálidos, la expresión perfecta de una derrota militar y biológica.
Pero Christine, que un día fue mujer y participó en la última revuelta contra Jean de Men, tiene la clave de la supervivencia de toda la especie inscrita en su piel: palabra a palabra, ha ido recogiendo la historia olvidada de Joan de Dark –trasunto apocalíptico de Juana de Arco–, que plantó cara a la tiranía y cuya proeza y martirio, ahora recuperable a través del cuerpo profundamente modificado de Christine, volverá a ser un revulsivo para reconquistar el planeta, la libertad y el futuro: una vez más, comenzará la rebelión.
El libro de Joan es la primera incursión de Lidia Yuknavitch en la ciencia-ficción. Con un estilo elegante y agudo, mezcla el género popular de la space opera con la complejidad filosófica del cyberpunk, añadiendo interesantes dosis de teoría feminista y transhumanista. Un título esencial en la creciente lista de novelas de anticipación –de la que participan autoras como Naomi Alderman o Kameron Hurley– que abordan cuestiones como la reafirmación femenina y la necesidad de afrontar el futuro teniendo en cuenta una cuestión trascendental: tarde o temprano habrá que superar las convenciones de género y dar paso a una noción líquida y metamórfica de la humanidad, a la que solo podrán salvar el amor y el arte.