El imperio elevado parte de una premisa bastante original, el Emperador ha conseguido que, a través de un simbionte, los muertos pueden seguir viviendo, es una inmortalidad reservada a aquellos que han realizado un servicio extraordinario al servicio, lo cual hace que el Emperador tenga un poder absoluto. Por otro lado tenemos al Rix, humanos modificados mecánicamente, que adoran a Inteligencias Artificiales. Esta dualidad recuerda un poco a los Clankers y los Darwinistas de Leviathan.
El libro empieza cuando una incursión Rix a un planeta del imperio consigue tomar a un rehén fundamental, esto hace que se desencadenen una serie de acontecimientos que puede acabar con todo el orden establecido.
Scott Westerfeld usa todos los elementos posibles en una space opera, nanotecnología, IAs, mejoras cibernéticas y por supuesto naves espaciales y grandes batallas. Sin olvidar todas las triquiñuelas políticas que se puedan imaginar en un Imperio con un gobernante inmortal.
14/11/2012