La MUERTE ha desaparecido y está presumiblemente..., esto..., fuera. Los servicios de la MUERTE han quedado temporalmente suspendidos en el Mundodisco, y como siempre que desaparece un servicio público importante, los problemas se multiplican y el orden natural de las cosas se ve seriamente amenazado.
Mientras tanto, en una pequeña granja apartada, un desconocido alto y enjuto demuestra poseer un talento innato en el manejo de la guadaña, y aunque tiene sus fobias particulares (le molestan enormemente los relojes y se empeña en segar las espigas de una en una alegando que cualquier otra cosa le parecería impropia), un brazo más es siempre bienvenido en época de cosecha...
Advertencia: Este libro es tremendamente adictivo y no existe cura conocida. Se avisa a todos los lectores recién incorporados a la serie que, si bien puede ser leído independientemente del resto de la misma, es preferible encargar ya los volúmenes anteriores (todos ellos publicados en esta misma editorial), a fin de prevenir el inminente síndrome de abstinencia.