Adra regresa a Testamento, un oasis pestilente en un mundo que se derrumba. Nadie conoce el motivo, pero los monstruos no osan aproximarse al bastión del duque Rocal. Sabe que allí estará segura.
No llega sola: la acompañan Angie, un chico araña, y Gale… o lo que queda de él. Su nuevo amigo se debate entre la vida y la muerte, y para ayudarlo a Adra no le quedará más remedio que recurrir a Décima, su vecina, mercenaria y fuente continua de conflicto, y a Jezek, su casero, un comerciante y alquimista drogadicto.
Pero algo se cuece en el bastión. El Baluarte ha llegado a la ciudad y los problemas acechan.
Adra está a punto de descubrir que ni siquiera en Testamento se encuentran a salvo.