Protegido por puestos defensivos y tropas cosacas, se alza el Moscú milenario. Dentro de los tres anillos de defensa (y detrás de los muros del Kremlin) se alza su imponente palacio. Allí, Su Majestad el Emperador premia a lo mejor de lo mejor, a los más valientes entre los valientes, la flor del cuerpo de oficiales, el apoyo y la esperanza del imperio, con una misión. Tendrán que abandonar la capital, decorada festivamente para el día del Arcángel Miguel, e ir a las tierras oscuras que una vez pertenecieron a la gran Rusia, para resolver un misterio.
De camino a su destino destino más allá del Volga y detrás del impenetrable velo de niebla, el interrogante penderá sobre las tropas cosacas: ¿dónde desaparecieron todos los exploradores y por qué los puestos fronterizos guardaron silencio al respecto?