Macabras fue un puñetazo encima de la mesa. Un toque de atención a gritos. Un letrero que, con potentes luces de neón, señalaba el enorme talento de las mujeres como creadoras de terror literario, tan válidas como cualquier nombre masculino, poseedoras de un toque tan distinto como refrescante con el que atemorizar a cualquiera que se atreviera a acercarse a sus siniestras y espeluznantes historias. Sin embargo, tras el primer disparo, ¿las balas se agotaron? ¿Se suelta la pistola? No. Se sigue apretando el gatillo. Tamara López, coordinadora de Macabras, lo sabe, de ahí que haya reunido a un nuevo equipo de autoras macabras para consolidar lo que ya afirmaba en la primera antología, subiendo el nivel hasta tocar un cielo rojo, tenebroso y repleto de nubes que contienen abominaciones que enloquecerían a las mismas pesadillas. Los relatos del presente libro, junto al original prólogo de Susana Bielsa y las sensaciones ilustraciones de María Pizarro, no se conforman con darnos Macabras, sino que van a más, porque quienes se encuentran detrás saben que siempre hay que ir a más una vez se ha llamado la atención. Nunca a menos. Siempre a... ¡Más Macabras!