Al ser humano le quedan por aprender algunas cosas importantes, cosas que no quiere ver, tal vez, por haberse creído aquella gran mentira que llaman Dios.
Le queda por aprender, por ejemplo, que la oscuridad habita donde menos lo esperas, que la luz no siempre apacigua las sombras; que quien ha de salvarte la vida puede levantarse como verdugo.