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En Furia, la novela que tiene en sus manos, la humanidad ha destruido laTierra en una guerra atómica. Siglos después de la tragedia, los supervivientes viven en grandes ciudades submarinas en el fondo de los océanos de Venus, confinados en ellas pues los animales y plantas que habitan en la superficie de su planeta son terriblemente hostiles. La sociedad humana está estancada, especialmente por la presencia de una casta gobernante de Inmortales que, con una perspectiva de siglos, se ha habituado a un permanente estado de aplazamiento. Uno de los Inmortales, Blaze Harker, tiene un hijo, Sam. La madre muere en el parto y Blaze, para intentar proteger a su hijo lo envía (sin advertirle de cuál es su condición) a vivir con los simples mortales. Sam acaba convirtiéndose en un criminal de poca monta, y asciende en el hampa, gracias a su actitud psicótica, hasta convertirse en un verdadero canalla. Tras diversos incidentes, su vida cambiará totalmente cuando se vea arrojado a lo peor que su mundo y su sociedad pueden ofrecer. Pero, para Sam, eso no es un problema, sino un acicate. De todas las novelas de ciencia ficción de Kuttner, esta obra maestra recuerda lo que leímos con tanta alegría en la antigua colección Nebulae (la colección que enseñaba alegrándonos el día): aventuras desquiciadas, luchas encarnizadas, personajes de una vez. Lo mejor de Kuttner y Moore. Completamos el volumen (como prologándolo) con el cuento que lo inició todo: «Enfrentamiento en la noche». Si queremos pasar un buen rato olvidados de todo, este libro es una de las mejores soluciones al alcance de la mano. No lo duden.




Pulp     

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