El rey de los hombres del Norte se mantiene, y solo hay un guerrero que le pueda detener. Su viejo amigo y su enemigo más antiguo: ha llegado la hora de que el Sanguinario vuelva a casa... Glokta está librando una lucha secreta en la que nadie está seguro y nadie es de fiar. Y como sus días de guerrero están lejos, utiliza las armas que le quedan: chantaje, tortura... Jezal dan Luthar ha decidido que la gloria es demasiado dolorosa y prefiere una vida sencilla con la mujer a la que ama. Pero el amor también puede ser doloroso y la gloria tiene la desagradable costumbre de aferrarse a un hombre cuando menos la desea... El Rey de la Unión ha muerto, los campesinos se rebelan y los nobles luchan por su corona. Sólo el Primero de los Magos tiene un plan para salvar el mundo, pero esta vez hay riesgos. Y no hay un riesgo más terrible que romper la Primera Ley.
El último argumento de los reyes Posiblemente esté siendo injusto y el libro merezca la tercera estrella. O, al menos, seguro que se la daría (y quizás hasta la cuarta) si lo hubiera leído por separado. Sin embargo es el tercer (y último) volumen de una saga, y así es como he decidido puntuarlo.
Abercrombie tiene buena mano para narrar escenas de acción y crear personajes carismáticos. El problema es que luego los sepulta entre cientos de páginas, haciendo que pierdan su fuerza. Si comulgas con su manera de contar muy probablemente esto llegue a ser incluso una ventaja, más para leer. Pero en mi caso ha sido una losa que se volvía más pesada cuanto más avanzaba.
Para mí ese es el problema con esta saga. El abuso, la repetición, el alargar durante 1500 páginas una historia que se podría haber contado estupendamente en un tercio.
Porque claro que los combates estaban llenos de acción y emoción, pero cuando se abusa tanto de ellos llega un momento en que sólo estás esperando a ver si ahora toca destrozar el cráneo salpicando sangre o que la espada entre por el hombro y llegue hasta la mitad del pecho. Salpicando sangre, por supuesto.
En cuanto a los protagonistas, al principio son bastante interesantes, tienes ganas de saber qué va a ser de ellos. El problema es que Abercrombie no deja nada a la interpretación. Desde el primer momento sus personajes se dedican a explicar con todo lujo de detalles sus motivaciones, sus anhelos, por qué hace esto o lo otro. Una y otra vez. Y otra. Y otra más hasta que acababa pensando "sí, ya lo sé, el mundo es muy injusto, sí, sí, que tú quieres cambiar...". Además apenas evolucionan, y cuando lo hacen es de golpe e inmediatamente te explican por qué han cambiado, como si, además, no lo hubieras estando viendo venir durante las tropecientas páginas anteriores.
Porque esa es otra. Las cosas se ven venir. Y bien está, porque las que llegan por sorpresa me hicieron exclamar un "¡Venga ya, a otro con ese hueso!".
En definitiva, para mí ha sido mucho ruido y pocas nueces. O, mejor, mucha sangre y pocas nueces.
20/06/2013