Montero es un joven tiburón que se dedica a comprar patentes, esperando el día de dar el pelotazo. Y ese día llega cuando Villegas, un excéntrico inventor, le ofrece el producto que cambiará la sociedad tal y como la conocemos: EL SILENCIADOR INFANTIL.
¿Para qué sirve?, preguntaréis.
Para silenciar, claro.
¿A quién?
A los niños.
Sí, habéis leído bien: para silenciar los molestos, insoportables y agudos lloriqueos de los niños.
Ésta es la historia de dos hombres mezquinos que paladearon las glorias y deshonras de la ambición.