La vida de Saúl sufre un repentino cambio cuando se ve obligado a hacerse cargo de Jero, el hijo de su amigo Isaías muerto en extrañas circunstancias. Para mantenerlo cerca y evitar que se tome la justicia por su mano, decide ofrecerle un puesto en su equipo de luchadores. El joven resultará ser tan buen combatiente como ingobernable. El choque entre ambos les llevará a enfrentarse a su propio pasado mientras tratan de descubrir quién mató a Isaías, por qué lo hizo y por qué trata la Federación de evitar que resuelvan el crimen. Al mismo tiempo deberán trabajar codo con codo para llegar a competir en las justas del torneo de Ferro, el más importante de la temporada.
Cuando me enteré de que salía este libro me emocioné mucho, una novela que trataba los combates mágicos como deporte, son su federación y todo, me gustan ese tipo de libros. Nos cuenta la historia de Saúl y su equipo, acaba de encontrar a un nuevo aprendiz, un novante, que es hijo de un amigo de Saúl, un duelista, al que mataron hace unos años. Pero el problema es que no lo mataron en un combate, lo mataron en una posada. Eso hace que su hijo, Jero, quiera investigar que le ha pasado.
Tiene muy buena pinta y está muy bien escrito, pero me ha resultado muy pesado, no sé porqué, pero me ha costado mucho terminarlo. Es algo difícil de explicar, el tema me gustaba, pero encontraba que no avanzaba.
Los misterios salían y se resolvían con una lentitud que me desesperaba. Salvo las escenas de combates mágicos y alguna más, como la visita a la posada donde mataron al padre de Jero, no he encontrado ninguna más interesante, las últimas 150 páginas las he leído en diagonal y eso que eran las, supuestamente, más interesantes.
Recuerdo la novela como una pesadilla que no avanzaba. El misterio o no ha surgido en toda su plenitud o no ha conseguido engancharme, la resolución era lenta muy lenta…
03/03/2015