Un libro que contiene todos los libros que se han escrito? ¿Un desbloqueador neuronal para novelistas atascados? ¿Un artefacto que permite al lector adentrarse en la obra y vivir la narración como un personaje más? No es ciencia ficción; todo eso, y mucho más, como un torneo de fútbol que enfrenta a las principales escuelas de la crítica literaria, es lo que ofrece a los asistentes la vigésima edición del Congreso de Ingeniería Literaria, que este año se celebra en las soleadas costas de Antananarivo.
A Julien Perduy, corresponsal deportivo enviado por el sensacionalista periódico Nuevo Siglo para cubrir el evento, sin embargo, todo eso le trae sin cuidado. Los algoritmos que controlan todas las comodidades del mundo moderno parecen estar conspirando para amargarle el viaje y, por si fuera poco, no hay manera de lograr la tan ansiada entrevista (por su editor) con el Altex, la primera entidad de origen textual en desarrollar conciencia de sí misma.