España, años 50: la NASA planea la construcción de una estación de seguimiento de satélites espaciales en nuestro país. El pequeño pueblo de Peñalbilla posee las condiciones óptimas para albergar la instalación, pero ha de competir con otras localidades candidatas. Para atraer el interés de los científicos norteamericanos, las fuerzas vivas del pueblo deciden convocar el Primer Concurso de Novela de Ciencia Ficción de Peñalbilla «El calígrafo de los cielos». Pese a la manifiesta falta de familiaridad con el género, los sencillos habitantes de la villa echarán mano de sus vivencias, de sus ilusiones y de súbitos arrebatos inspirativos para entregarse a un apasionado ejercicio de imaginación cuyos resultados nadie sería capaz de predecir.
Tenemos aquí un nuevo número de la colección Soyuz y ya es el número 12. Como todas las publicaciones del transbordador de esta no podemos decir mucho, para no caer en los terribles spoilers, así que a ver como hago esta reseña.
Como todos los volúmenes de la colección Soyuz esto es una novela corta. En esta estamos en la década de los 50, en un pueblo de la España rural, en el que la NASA quiere instalar una estación de seguimiento de satélites, así que a las fuerzas vivas del pueblo, esto es el alcalde, el cura, el maestro y el sargento de la guardia civil, unidos con el funcionario de la diputación se les ocurre, para hacerlo más atractivo para los científicos que van a ir, organizar un concurso de novelas de ciencia ficción…
La novela corta es deliciosa, sinceramente. En la presentación se habló de agropunk, y el autor entre risas estuvo de acuerdo, por lo que yo no voy a ser el que lo niegue. Además si Paco Mancera y Ernesto lo quieren también llamar así pues sin dudarlo esta novela es de agropunk. Otro detalle importante es que la novela no es de ciencia ficción VA sobre la ciencia ficción, es un detalle importante.
Tiene ecos de “Bienvenido mister Marshall” o de “Calabuch”, es como ver una película de esa época, en blanco y negro, es mas yo me imaginaba al alcalde con Pepe Isbert.
Y poco mas se puede decir, bueno como dijo el autor en la presentación, la novela es un chiste muy largo, y es muy cierto.
09/02/2018