1940. En plena Guerra Mundial el destino de la humanidad se debate entre los alemanes y sus soldados sobrenaturales, por un lado, y los ingleses, apoyados por la organización Asclepia. Raybould Marshall llega del futuro en un intento desesperado por salvar a su familia y al mundo de las maquinaciones de unos y otros. Para conseguir su objetivo, adopta la falsa identidad del comandante Liddell-Stewart y contacta consigo mismo para encomendarle la misión de destruir la fábrica de Von Westarp, cuna de los superhombres del ejército nazi. A partir de ese momento el comandante Liddell-Stewart inicia una frenética carrera para evitar el fatal destino que acecha a su familia y neutralizar a las peligrosas fuerzas, tanto alemanas como inglesas, que llevarán al mundo a un cataclismo de muerte y desolación.
Y con esta novela termina el Tríptico de Asclepia, una original trilogía que mezcla magia con tecnología en una segunda guerra mundial alternativa. Es una conclusión impecable, sin flecos, cosa que me parecía complicada, empezando con un viaje en el tiempo, muy bien llevado, y una historia que podía ser repetitiva, pero lo resuelve todo muy bien.
Me ha parecido un acierto que se profundice en el personaje de Gretel, la vidente nazi, que para mí es la protagonista absoluta de la trilogía, con el resto de los personajes bailando al son que ella toca. Ahora podemos conocer sus motivaciones.
Los eidolones, estos seres de malignidad pura que habitan en los intersticios del universo, con unas reminiscencias lovecraftianas claras, siguen teniendo un gran peso en esta novela, quizás no tanto como en la segunda, pero siguen provocando un escalofrío cuando aparecen, más aun después de lo que se nos contó en la segunda novela.
En general una gran trilogía, llena de aventuras, divertida, a la vez oscura, me sigue fascinando ese toque de oscuridad, los brujos no son herederos de Harry Potter, son bastante más desagradables.
12/07/2013