Cuando nuestros demonios interiores suman tantos cuernos como reproches nos lanzamos por minuto. Cuando el frío deja de ser estacional y lo abarca todo. Cuando cualquier esfuerzo para volver a entrar en calor es infructuoso. Cuando la pasión se torna escarcha. Cuando el sexo es para quemar calorías. Cuando nos cerca el hielo y me acecha la sombra de un vecino. Es entonces cuando el único consuelo que me queda es poder reír en tu funeral.