este clásico de Frederik Pohl y C. M. Kornbluth sobre un futuro no muy lejano donde la publicidad comercial ha alcanzado una dimensión casi absoluta y los publicistas son la élite. Una novela escrita a mediados de los 50 que, gracias a la fidelidad con que describió su época, sigue teniendo vigencia hoy. Mitchell Courtenay, el mejor publicista de la Sociedad Schoken, es el encargado de elaborar la campaña publicitaria para el Proyecto Venus. Pero, tras una sucia maniobra de sus competidores, se verá relegado a los más bajos niveles de la sociedad, desde donde deberá ascender de nuevo para recuperar la posición que le ha sido arrebatada. Durante el duro viaje, establecerá contacto con los «consistas», una facción rebelde de anticonsumistas acusados de terrorismo y de sabotaje. «Mercaderes del espacio podría ser llamada la mejor novela de ciencia ficción... Una utopía donde el sistema económico ha devorado al sistema político, donde las grandes compañías ejercen el poder, sin intermediarios, y hasta el fin... y la sociedad ha sido estratificada rígidamente en productores, ejecutivos y consumidores... No es meramente un mundo donde el hombre de la publicidad es el rey; combina además el lujo y la miseria, aparatos fantásticos junto a la falta de combustible, toda clase de bebidas y gomas de mascar, y una extrema escasez de proteínas. En este aspecto recuerda a una observación de George Orwell sobre los lujos, en camino de convertirse en menos caros y fáciles de obtener que los artículos de primera necesidad.» KINGSLEY AMIS, New Maps of Hell, 1961 «Mercaderes del espacio es una pieza clásica de la sátira: un trabajo de demolición sobre la cultura publicitaria, sobre los ricos egoístas y sobre el monopolio del capitalismo.»
Economía Ficción enlatada en Space Opera.
Pocas veces las ciencias soft como el marketing (supongo que a muchos les chirría que se le llame ciencia) es la verdadera protagonista de esta novela.
Es cierto que el tiempo ha dejado ligeramente desfasada la técnica y usos del marketing reflejados en la obra, y siempre adoleció de cierto esquematicismo, pero es estupenda.
Todo economista debería leerla.
08/11/2012