"Libertad, Seguridad, Prosperidad": así reza la incuestionable divisa de Globalia, único megaestado planetario en un futuro no muy lejano, una federación de regiones cubiertas por gigantescas cúpulas que, además de regular el clima, las separan y protegen de as llamadas no-zonas, inhóspitos parajes poblado por indigentes y terroristas enemigos de Globalia. "¿Cómo es posible defender la libertad contra ella misma? Garantizando a todos la seguridad. Seguridad es libertad. Seguridad es protección. Protección es vigilancia. Luego vigilancia es libertad". Con implacable lucidez y desatada imaginación Jean-Christophe Rufin (premio Goncourt 2001) ofrece una atrevida sátira política en la que desmenuza con ironía los resortes de la oligárquica democracia neoliberal. Tras las sangrientas diferencias de nación y raza, en Globalia se ha impuesto una uniformadora democracia universal: libre, perfecta y total. La sociedad disfruta ahora de salud y prosperidad plenas pero está adocenada en un paroxismo consumista de pensamiento no ya único sino ausente. Todos hablan el mismo idioma, son ecologistas radicales, neurasténicos, ociosos y adictos a la cirugía estética. Para conservar la cohesión de esta democracia veladamente totalitaria se mantiene a la población en un inconsciente ensimismamiento mediático (la memoria histórica ha sido abolida) y, sobre todo, atemorizada por los continuos ataques terroristas. Como el impacto de estos atentados está disminuyendo, las autoridades globalianas han decidido crear ellas mismas, ocultamente, un Nuevo Enemigo que garantice ese terror aglutinador. El nuevo rostro del enemigo no será ya el de un adversario real sino un elemento del sistema cuya función es en realidad cimentar aún más sus valores...Una divertida a la vez que sombría farsa con la que el autor planta un espejo ante la dudosa prosperidad de la sociedad contemporánea y nos muestra el nada complaciente reflejo distorsionado de un futuro probable.