Colecciono los libros que saca Editorial Cerbero cada tres meses, los tengo todos aunque en realidad leo solo alguno de ellos. En esta tanda de libros me había fijado en Gaugamela y en Venus elevado a V, los demás se quedaron en la estantería hasta que al dar un repaso a lo que había me encontré esta joya que ha hecho que me alegre de esta manera tan tonta de comprar.
El libro está ambientado en una ciudad que se llama Vitoria-Noestéis, situada en otro mundo, en otro plano, en otra existencia, pero antes se llamaba Vitoria-Gasteiz y estaba situada en nuestra realidad hasta que algo sucedió, El Desgarro, que la movió a su nueva situación, nadie sabe qué fue lo que pasó, ni cómo solucionarlo, ni que hay más allá de la ciudad. Ahora la tecnología no funciona, la magia sí. Han pasado unos años desde El Desgarro, y tenemos a Itzal Urbina, un detective con cierta reputación, salvo porque nadie sabe que es un detective pésimo, que su única habilidad es la de poder hablar con los muertos, y que el verdadero detective es su hermano gemelo muerto hace tiempo. Para colmo la magia no está bien vista en ese mundo, existiendo un Tribunal Antimagia. A Itzal lo contratan para averiguar quién ha mandado una carta a un juez del ministerio, una carta que acusándolo de prácticas mágicas. El detective empieza a investigar, o el hermano del detective empieza a investigar, mejor dicho, y descubre que no es la única carta que se ha enviado…
El libro me ha gustado mucho. Los personajes me han parecido geniales. Sobre todo, Itzal Urbina, el detective, cansado de que su hermano sea el más listo de los dos, y el hermano, el que tiene tablas para ser detective, pero está muerto, juntos me han parecido unos personajes ideales.
Es curioso, porque el libro no tiene nada de acción, cosa que normalmente me parece aburrido, pero en esta ocasión me ha parecido interesante. Y es el inicio de una trilogía “Fragmentos de la ciudad ausente”, así que veremos que más historias de estos dos hermanos nos cuentan.
06/05/2021