Hemos permitido que las máquinas nos releguen a cuidadores de sus procesos y mecanismos dentro de una ciudad negra, caliente y homogénea que domina el inmenso erial del mundo. ¿Cómo llegamos hasta ahí? ¿Por qué nos vaciamos de todo lo no uniforme, del arte, de la curiosidad, del dolor y de la alegría, de la imaginación? ¿Hubo algún momento en el pasado en que tuviéramos alguna oportunidad de haberlo evitado?
En la ciudad de nomorfa una persona despierta del letargo. Armada tan sólo con un poco de una sustancia que le cabe en el bolsillo, herramientas con las que construir un anacrónico pedazo de historia en el erial e imágenes y sensaciones que recuerda haber visto en los archivos de las máquinas, emprende un viaje para encontrar las respuestas. Aunque lo que encuentra al final del mismo no puede ser más inesperado.
Flor de hadas en el bolsillo es una obra que se sitúa en múltiples puntos de intersección: empieza como el cuaderno de notas de un viajero pero termina como novela, es una crónica pero roza la poesía, bebe de numerosos géneros literarios pero no se queda con ninguno, es ficción y no lo es... Porque él, el libro, es también una herramienta para buscar respuestas, estudiar lo que nos hace humanos y redescubrirnos algunas regiones de esa humanidad; una narración preciosista en la que cada palabra cuenta, cada personaje suma y cada detalle contribuye a crear una historia que nos llevará, con algo de suerte, a la esencia de las cosas.