En el jardín de infancia los niños y niñas cuidan de sí mismos, organizados en una estructura jerárquica basada en un código de colores y asistidos por un complejo sistema automático que les dispensa la comida, la ropa, los libros, los juguetes… Todo funciona así porque así ha funcionado siempre. Hasta que las rutinas empiezan a fallar y su pequeña sociedad comienza a desmoronarse.
Quizá haya llegado el momento de salir al exterior, si es que existe algo más que el jardín de infancia.
La trama de la novela es un jardín de infancia del cual los niños no pueden salir, unos robots cuidan de los niños y limpian todo, la comida les llega mecánicamente, los premios y los incentivos, pero el nivel jerárquico del jardín es muy rígido, está organizado por colores los azules son el nivel más alto, y los niños y niñas del jardín se han estructurado en función de los colores. Pero un día algo empieza a fallar…
Esta novela corta de Cerbero es una distopía extraña, porque está ambientada en un jardín de infancia, los niños son todos muy parecidos físicamente, así que podemos imaginar que tienen adn muy parecidos.
El protagonista es un bandeja azul, el nivel más alto, es el único que no tiene nombre pero es el que cuenta la historia, es muy inteligente, los otros del nivel azul son chocolate, el manipulador, dada, la chica que se adapta a todo y (este no me acuerdo como se llama) que es el típico fuerte pero con severos problemas de inteligencia. De los demás niños se habla pero no tienen nombre, da la impresión de que son “los otros”.
Tienen que competir por todos los premios y los incentivos. Y confían que algún día se abrirán las puertas del jardín de infancia y podrán salir al exterior… los que queden.
La historia me ha parecido dura, todos los niños son muy independientes, no hay ningún tipo de solidaridad.
En ciertos momentos me ha recordado a La casa de las arenas movedizas pero en esta los niños viven una situación más complicada.
Este relato fue muy merecidamente el premio Alberto magno en 2011.
21/06/2019