Primavera de 1935, al norte del Duero. Céline Perrault, una maestra francesa, acepta un empleo como profesora en un internado de las montañas leonesas. La situación política en España es convulsa, pero su preceptora tiene motivos para considerar que le conviene salir de Francia.
Nada más llegar a su destino, coincide con un grupo de idealistas empeñados en revitalizar un proyecto que buscó acercar la cultura a las zonas más pobres y aisladas del país: las Misiones Pedagógicas. La ilusión y la simpatía que despiertan en Céline las ideas de sus nuevos amigos chocarán con los prejuicios a los que deberá hacer frente en el internado, además de con los recelos de uno de ellos, Miguel Montalvo, un estudiante de zoología que parece esconder un secreto y que no se acaba de fiar de ella. Lo peor es que no anda del todo desencaminado; también Céline, al igual que él, tiene mucho que ocultar. Pero eso no quiere decir que no acaben congeniando, aunque solo sea gracias a su común debilidad por unas criaturas que habitan en la montaña y alrededor de las que circulan multitud de leyendas: los lobos.