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G.H.

Donate, Javier S. & Suárez, Lisardo

De: ajroldan@gmail.com

Para: ghapp@ghapp.com

En relación con su anuncio, me gustaría ofrecer mis servicios. He trabajado en aplicaciones durante un par de años.

Adjunto CV.

Alec.

 

—Estoy harto de estos bichos de colores, la verdad.

—Lucas, ya te dije que era un juego para críos. —Bruno borra la aplicación antes de guardar el teléfono en el bolsillo—. Venga, vamos al colegio.

—Tiene que haber algo más fuerte para jugar.

—Mi yayo se llevaba a mi padre de caza cuando tenía once años.

—¿A que no me alcanzas?

Bruno corre tras su amigo.

 

Nicolás suspira.

—¿Hoy tampoco sales?

—Debo estudiar para septiembre.

—Un rato, aunque sea.

—No puedo. Tengo que pasar a tercero limpia.

—¿Qué es ese ruido?

Laura gira la cabeza. El abuelo Víctor ronca en su sillón favorito.

—Mi abuelo. Oye, Nicolás, el sábado nos vemos. Te lo prometo.

—Vale. Te quiero mucho, pequeña monstrua.

—Y yo a ti, bobo. No te acuestes muy tarde con tus jueguecitos. Adiós, buenas noches.

—Buenas noches, Laura.

—Venga, cuelga.

—No, cuelga tú.

—No, tú primero.

—Tú.

—Tú.

 

¿Quieres sentir miedo de verdad? ¿Vivir experiencias terroríficas? Busca fantasmas en los rincones de tu casa, en la de tus amigos, en los callejones o en cualquier sitio. ¡Toda la ciudad está llena de ellos y solo tú puedes detener a los espíritus malignos!

GhostsHunters.

Muy pronto.

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Cuando Alec se dispone a salir, su madre le pide que traiga detergente a la vuelta.

—Claro, mamá. Hasta luego.

Las calles están casi desiertas. Los vehículos, con el aire acondicionado a plena potencia, se mueven sin cesar. Alec prefiere las horas de mucho calor para instalar el ESPware. Los de GH son muy insistentes con la discreción y, para él, ser bajito y delgado es una ventaja en cuanto a eso. Camina con la nariz pegada al teléfono.

Al llegar a la plaza, solo hay unos turistas que parecen inmunes al sol abrasador de agosto. Alec entiende la necesidad de pasar desapercibido.

Por un lado, cualquier indicio del juego antes del lanzamiento y las empresas gordas del sector se lanzarán como cuervos a copiar la idea, el motor y el concepto.

Por otro, parte de su trabajo no es legal por completo.

Activa el buscador de redes: una de alta seguridad, dos de seguridad media y cinco de mínima. Irrumpe en siete y comienza a instalar el ESPware en los rúters. Al revisar el programa, le pareció demasiado breve y fue incapaz de entender cómo funcionaba; pero las pruebas dejan claro que cumple bien su cometido para GH.

El proceso termina en cuestión de minutos. Alec se pasa la mano por la frente para quitar el sudor. Camina hacia el siguiente punto. Quedan siete horas y media. Siente que el trabajo es ingrato y sueldo, escaso. Como se olvide del detergente, su madre lo mata.

 

De: ajroldan@gmail.com

Para: ghapp@ghapp.com

Adjunto archivo con un estudio más detallado.

En general, destaco el proceso de búsqueda: es sencillo y tiene una buena jugabilidad, pero a veces hay pequeños fallos porque los fantasmas no están en el lugar señalado sino en un radio de 50/100 metros; alguna vez me ha costado más de una hora encontrar el punto exacto. Es un asunto subsanable. Tened cuidado con eso.

Lo más complicado es cazar: los botones asignados responden con demasiada lentitud y, a veces, es imposible cazar al fantasma porque ya se ha escondido. Hay que seguirlo durante un tiempo, que oscila entre los 10/20 minutos, y apretar los botones todo el rato hasta que el comando responde. ¿Podéis revisarlo?

Alec.

 

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Bruno y Lucas avanzan con cuidado, el teléfono levantado frente a sus rostros. La mayoría de los transeúntes se apartan de su camino: tal vez iban a fotografiar algo y no los querían molestar. Susurran entre ellos:

—¿Has encontrado algo?

—No, ¿y tú?

—Tampoco.

—Según el programa, está escondido por aquí. Vamos un poco más adelante, Lucas.

Empieza a llover con fuerza. Guardan los teléfonos y en pocos pasos la primera lluvia de otoño los enfría. Refugiados bajo la marquesina de un comercio, escuchan a la vez el característico sonido de la aplicación que surge desde sus bolsillos. Consultan las pantallas.

—¡Allí, en el segundo piso! —Bruno señala bajo el cartel de un bufete de abogados.

Parece una cortina movida por el viento. Se asoma al exterior tras el ventanal. Es pequeño y eso desilusiona a los dos críos. Según los creadores de la aplicación, en las actualizaciones conseguirían aumentar su tamaño.

—¿Con qué botón se captura?

—¡No me acuerdo!

El fantasma parece empujar el cristal con sus manos huesudas.

—Mierda, ¡son las siete!

—Nos va a caer una bronca.

—Vámonos. Ya volveremos a cazarlo.

El fantasma mira hacia abajo. La marquesina está vacía y los niños muy lejos, camino de sus casas.

 

No puedo dormir desde hace tres meses, dos días y diecisiete horas.

El médico quiere controlar mi ansiedad con toda clase de pastillas. Pego la mano contra la pared que nos separó; aún siento tu presencia. ¿Por qué no hice caso cuando me llamaste?

Del hotel a casa y de casa al hotel. No encuentro nada en las redes sociales que me satisfaga. Todos parecen felices, ajenos a mi infierno. Paso horas viendo perfiles de compañeros y conocidos, mando invitaciones de amistad a todos los que me recomiendan las páginas.

Me asomo a vidas desconocidas. Disfruto cuando la gente, perdido el pudor a contar desgracias, cuelga en su muro un hecho triste o un suceso desolador. Sospecho que los demás quieren que yo escriba sobre lo que me consume para sentirse mejor. Temo que juzguen con dureza y me borren si lo hago.  

Con la mirada perdida en el techo, las sombras parecen alargarse y encogerse mientras…

Un pitido del teléfono acaba con mis cavilaciones. ¿A qué me recuerda ese sonido? Hay un icono nuevo en la pantalla: GH.

Una broma de mal gusto.

Odio cuando los programas se instalan solos durante las actualizaciones rutinarias. Busco entre la actividad reciente y me cuesta encontrarlo: está al final de la lista.

¿Eliminar GH?

Ok.

 

El correo incluye una lista de lugares donde el ESPware ha funcionado de forma incorrecta. Tal vez haya cierta crítica implícita en el texto, un tono de tienes que hacer bien tu trabajo. Alec se siente como esos tipos que recorren las calles arrastrando carritos de la compra repletos de publicidad.

Es cuestión de realizar comprobaciones.

El centro comercial ha abierto diez minutos antes y todavía tiene el olor a desinfectante que usan los de la limpieza. Entre carteles sobre un acto benéfico, recorre el recinto y ni rastro del fantasma. ¿Habrán descubierto los informáticos el ESPware? ¿Lo borraron durante alguna actualización? Aunque el informe lo marca, no hay registro en el lugar.

Mientras Alec valora la posibilidad de arriesgarse y volver a instalarlo, el edificio es tomado al asalto por cientos de colegiales. Resulta difícil moverse entre tanta gente, con tanto ruido. Los guardias de seguridad observan con descaro a Alec, teléfono en mano, mientras hablan por sus walkies. Seguro que piensan que es un pederasta; él creería lo mismo.

El sonido de la aplicación le saca de sus pensamientos. Imposible. Repasa el diagnóstico y el ESPware no aparece. El teléfono continúa sonando. ¿Qué sucede? Levanta la vista y dos niños, vestidos con su horrible uniforme escolar, tienen los teléfonos enfocados hacia él. Gritan con felicidad que lo han cazado. Alec hace una última comprobación: ni rastro del programa. Sin embargo, el teléfono resuena hasta que abandona el centro comercial; odia ese sonsonete tan horrible.

¿Qué va a decir a los de GH? Pues que le descuenten ese punto de inserción y ya está. Carece de información precisa respecto a la incidencia.

Camina hacia el siguiente lugar de la lista.

 

Laura da cabezadas a pesar del estruendo de la televisión. El abuelo Víctor está casi sordo y no quiere admitirlo. Sobre la mesa, los apuntes de Socioeconomía marcados en rojo, verde y azul en función de su importancia. Tiene demasiado sueño para seguir estudiando y se va a la cama.

A las doce de la noche, resuena un mensaje en el teléfono y la despierta a medias.

@Nicolás: Feliz cumpleaños, mi amor. TQM.

Se frota los ojos y sonríe antes de contestar.

@Laura: THKX. XOXOXO.

Deja el teléfono en la mesilla y se arrebuja en la cama. Hace mucho frío. Debería sacer una manta más. Tal vez se haya constipado por el calor de la biblioteca. Abraza la almohada.

El teléfono vuelve a sonar. Es el ruido ese tan raro de la aplicación que Nicolás le instaló por la tarde. Un mensaje parpadea en la pantalla:

@GH: Mira a tu alrededor. Está aquí.

 

¡Nueva actualización disponible!

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Nombre: Laura

Apellido: Arrejón.

Edad: 19 años.

Sexo: mujer.

Causa de la muerte: paro cardiorrespiratorio.

Hora de fallecimiento: 0:00 aprox.

 

Cinco meses, ocho días y catorce horas. Pido turnos extras en la recepción del hotel.  Mis compañeros se pasan el día invitándome a tomar algo al salir y nunca acepto. Murmuran que yo antes no era así. El grito que nace en mi pecho es que se vayan a la mierda. El medico ha subido la dosis de todo, pero nada funciona.

El reloj sigue en mi cabeza; noto cómo resuenan los minutos, el impacto de la llegada de las horas, el crujido de la marcha de los días. No puedo acostumbrarme a este infierno.

Un pitido. De nuevo esa puñetera aplicación. La he borrado cientos de veces. Mis dedos se mueven sobre el teclado de forma automática, saben dónde buscar.

¿Eliminar GH?

Ok.

 

De: ajroldan@gmail.com

Para: ghapp@ghapp.com

Hola de nuevo. Aún espero respuesta al mail que os mandé hace semanas.

Ayer descubrí un error del juego. Capturé uno en el parque de aquí al lado, entre un montón de chavales que hacían botellón. Al principio no pensé que fuera un fantasma porque parecía una más del grupo; por eso y por la lejanía de cualquier nodo. La única posibilidad que se me ocurre es que alguno de los chavales tuviera abierta la conexión de su teléfono y hubiera saltado por ahí.

Aunque parecía humana, incluso iba vestida como los demás en vez de con las ropas viejas y harapos que suelen tener, la aplicación insistía en que allí había un fantasma. Me miraba mucho, como si me esperase. Al final se alejó rumbo a una arboleda. La seguí con cuidado y me pegó un susto de mil cojones cuando saltó frente a mí con un teléfono en las manos.

Apreté los botones, pero me resultó imposible cazarla porque se escapó entre los arbustos. Seguí dándole a los botones hasta que noté la vibración del teléfono; se resistía. Poco a poco la vibración se detuvo y un mensaje me indicó que había capturado a un fantasma.

¿Tenéis más informes de este tipo de fallos?

Alec.

 

Escribo esta carta a su periódico porque no sé a quién quejarme y necesito contar mi caso. Nadie me ayuda.

Todos los años voy al centro con mi nieta. Aunque estudia en la universidad, seguimos muy unidos. Nos gusta ver los árboles navideños y sus luces, aunque es deplorable el servicio de limpieza de las plazas porque están llenas de papeles; a mi edad es un peligro resbalar con ellos.

Pero este año, aparte de la odiosa manía de los jóvenes de emborracharse por el final de las clases y montar espectáculos bochornosos, tuvo lugar un suceso muy desagradable. Los niñatos iban de un lado a otro con los dichosos teléfonos en alto, algunos corriendo sin importarles la seguridad de los viandantes.

Intenté que mi nieta no se diera cuenta de mi enfado, la pobrecita es una santa, a pesar de que me reprochó que le apretaba la mano con mucha fuerza. Y el motivo de esta carta tuvo lugar a los pies del árbol principal, el que tiene las luces que giran alrededor del tronco. De pronto me di cuenta de que más de una quincena de personas, ojo que algunas ya tenían sus veinte años cumplidos, levantaban sus teléfonos hacia nosotros. Al principio pensé que eran de una excursión y querían hacer fotos del árbol; me aparté unos metros con mi nieta. Pero no; lo que querían era tomarnos una foto a nosotros. Los flashes casi nos dejan ciegos y la niña se tuvo que tapar los ojos porque es muy sensible a la luz.

Al final me enfrenté con ellos y les ordené detenerse porque estaban molestando a mi nieta. Uno de los chavales preguntó con descaro a qué nieta me refería, porque estaba yo solo y a mi lado tenía un bicho del GH. Ni siquiera sé de qué hablaban.

Cuando quise darme cuenta, Laura había desaparecido. Alguien se la llevó mientras discutía con aquellos maleducados. Nadie me ayuda. La policía no me hace caso. Mi hijo y mi nuera me dicen que debo superarlo, que Laura ya no está con nosotros; insisten en que me tome la medicación y que me olvide.

Espero que entre sus lectores haya alguien que me pueda ayudar.

Víctor Arrejón.

 

De: ajroldan@gmail.com

Para: ghapp@ghapp.com

Mirad, creo que algo anda muy mal.

Ayer por la noche me despertaron los gritos de mi madre. Decía que teníamos un ladrón en casa. Salí de la habitación con el portátil, lo único pesado a mi alcance y encontré el fantasma en el salón. Era la chica que cacé en el parque.

Gritaba en silencio, pálida. Mi madre berreaba y berreaba. Lo único que se me ocurrió fue volver a cazarla. Fui al cuarto a por el teléfono pero, cuando volví, había desaparecido. Según mi madre, corrió por el pasillo hacia la puerta y escapó por las escaleras.

El médico ha recetado tranquilizantes de caballo a mi madre, yo estoy castigado por traer una chica a casa sin avisar y en el teléfono no consta ningún fantasma.

¿Habéis hecho algún cambio en el sistema de juego? ¿Puede proyectar imágenes de alguna forma, sin usar la pantalla? ¿Es capaz de entrar en los teléfonos de los jugadores y colocar ESPware autónomo que colonice otras redes?

Os vais a meter en líos.

Todavía necesito respuesta a los otros correos.

Alec.

 

¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok.

 

De: ajroldan@gmail.com

Para: ghapp@ghapp.com

He borrado esa basura de programa vuestro. Adjunto copia de los correos enviados a revistas especializadas y a los foros más importantes. Espero recibir los pagos que me debéis o mandaré el material a la policía.

Sé que hay gente enganchada a la aplicación y ya me encargaré de contarles qué opino. Los rumores de incidentes se multiplican y yo no tengo nada que ver con esa mierda.

El otro día, de vuelta a casa desde el trabajo (sí, he encontrado trabajo de verdad y no la porquería que me ofrecisteis y que no pagasteis), el teléfono empezó a soltar el sonido de GH a pesar de tenerlo en silencio y que había quitado la aplicación un día antes. Estaba solo en la calle y el maldito ruido seguía. Busqué y ni un puto fantasma. Hacía frío y estaba acojonado, lo confieso.

Giré y me vi a mí mismo con el teléfono en la mano, vestido igual. pero con pinta de hijo de puta. Me reía en mi propia cara.

Mandadme el dinero y nos olvidamos de todo.

Alec.

 

¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok. ¿Eliminar GH? Ok.

 

Ese sonido, ¿de qué lo conozco? Ni me lo quito de la cabeza ni consigo recordar dónde lo he escuchado antes.

 

@Superlucas: m ha pasado algo horribl n mtro.

@bruneitor: holi

@Superlucas: holi tngo q

@bruneitor: Q ha psdo

@bruneitor: ¿

@Superlucas: staba cn GH n andn  mtro. Tnia 1 bich n punto mira, staba dtras tío grdo y viejo. Mpezado cazar pero nones. Y el bich pgado al grdo.

@bruneitor:  jajaja.

@Superlucas: y n cuanto ntrado mtro en andn, el bich ha pgado mpujón al grdo y le ha lanzdo a las vías.

@bruneitor: X eso he llgado tarde a clase. 1 suicidio n metro.

@Superlucas: el grdo ha quedado hecho puré, ahora mismo n comisaria xq nos han pillado a tod@s para la declaración.

@bruneitor: joodrrrrrr.

@Superlucas: spera.

@bruneitor: ¿??

@Superlucas: el bich está aquí, lo veo n final pasillo.

@bruneitor: ¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?

@bruneitor: ¿?¿?¿?¿?¿?

@bruneitor: ¿Lucas?

 

De: Mailserver.

Para: ajroldan@gmail.com

La dirección <ghapp@ghapp.com> no existe. Por favor compruebe si ha escrito bien la dirección del destinatario.

 

Alec se imaginaba algo más… menos cutre… antes de llegar a las oficinas de GH. La dirección estaba entre los documentos del contrato y se desplazó hasta allí, al extrarradio deprimido. Suponía que con todo el dinero que habían ganado debían localizarse en otro sitio; había sido la aplicación más usada en el mundo hasta que llegó el caos.

Contempla la fachada de un edificio viejo y gris, en una calle vieja y gris, en un barrio viejo y gris. El apagado de servidores y rúters a nivel global ha dejado muchos sectores en la Edad de Piedra. Alec se acerca al portal. La locura de los últimos meses parece sacada de cualquier mala película: bichos, suicidios, muertes, desapariciones.

Quiere pensar que nada tiene que ver con lo sucedido, pero Alec no sabe mentirse. Los cortes y caídas temporales dejan sus huellas fuera de alcance, pero en cuanto comiencen los reinicios tendrá que borrar muchas pistas. Pedirá que GH le pague en mano lo que le debe, nada de recibos ni transferencias.

La cerradura del portal está rota, ni siquiera hace falta que llame al portero automático. Alec comprueba los buzones: GH, cuarta planta, puerta dos. El ascensor no funciona. La escalera está sucia, todo huele a comida quemada, se escuchan los llantos de bebés. Alec siente picores y mucho frío, a pesar del calor en la calle.

La puerta es de madera vieja, con el barniz desconchado hasta parecer las escamas de un pez muerto hace mucho tiempo. Tiene una placa oxidada: GH. Llama al timbre y ¿el sonido es idéntico al de la aplicación? Llama y llama hasta que se harta de que nadie conteste y comienza a dar golpes con los puños.

Se abre la puerta vecina. Asoma un tío gordo y viejo.

—¿Quieres dejar de llamar a esa puerta de una vez?

Alec se sorprende de que no le moleste el ruido del timbre y los golpes, sino que llame a “esa puerta”.

—No quiero problemas, ¿vale? Busco a los de GH.

Le cambia la expresión. Alec cree que el señor va a tener un ataque al corazón allí mismo.

—Vivía aquí, pero murió hace unos meses.

Alec sospecha del viejo. ¿Trabajará para ellos? El tipo empieza a levantar la mano y Alec se prepara para una pelea, pero no es eso: es su gesto para pedirle que espere.

Cuando vuelve, trae un papel en la mano. Es una esquela de periódico: Gloria Hernando, muerta el día tal a la edad de… ¡70 años!

El viejo gordo sigue hablando, pero Alec ya no escucha. Se marcha sin despedirse y baja las escaleras con la cabeza gacha. Volverá a casa con las manos vacías. GH le ha tomado el pelo hasta el último momento. Le timaron y picó como un idiota.

Cuando sale a la calle el sol le vuelve a calentar los huesos.

 

Aquí estoy: once meses, veintitrés horas y cincuenta y ocho minutos después de tu muerte. Ahora que no puedo meterme en las redes sociales y cotillear la vida de los demás es cuando debo repasar la mía. Los errores que cometí contigo, los silencios a pesar de lo que sentía por ti. Y, sobre todo, el error final: golpeabas la pared y me llamaste a gritos; ¿por qué permanecí en la cama, sin ayudarte? Las llaves que me diste hace años estaban en la mesilla.

Perdóname, Gloria. No respondí por despecho, por cómo me rehuiste la mirada tantas veces, por las risas cuando bajaba las escaleras y tú subías, acompañada. Me arrepiento tanto, Gloria. Cuando entré, con los policías, tu mirada de odio congelado fue lo primero que vi. Yacías inmóvil en la cama. En ese momento supe lo que de verdad hubo entre nosotros y lo que pensaste de mí en tus últimos instantes.

Once meses, veintitrés horas, cincuenta y nueve minutos. Descorcho el champán en tu honor. Todavía me tiemblan las manos por la broma pesada de ese jipi apestoso de pelo largo con los pantalones por las rodillas. GH. Le hubiera cruzado la cara de una hostia cuando soltó tus iniciales.

¿Un pitido? ¿Ese pitido? Imposible, lleva apagado semanas desde que… Y, sin embargo, está encendido.

Según el forense, Gloria llevaba muerta más de una semana antes de aquellos gritos. Imposible. El pitido continúa.

Mis dedos se adelantan a mí voluntad y buscan la aplicación. Se mueven con lentitud debido al frío que hace en la habitación. La escarcha invade los vidrios de la ventana como si fuera moho. Mi aliento empaña la pantalla del teléfono. El sonido sigue.

¿Eliminar GH?

Doce meses desde tu muerte.

¿Eliminar GH?

NO.