Según el teórico croata Darko Suvin, la ciencia ficción se construye alrededor de un novum. Esta es una innovación de orden variable que hace que el mundo representado no sea el nuestro pero que, desde su distancia mínima, nos apele y nos sacuda. Por ello, no resulta extraño que en estas páginas tomen la voz una serie de extraterrestres, robots y algoritmos impensables, que desde su otredad cuestionan nuestra mismidad (también, claro, la de los poetas). Como un robot a medio programar, o como otro programado por un idiota, el lector adquiere una conciencia repentina de sus movimientos maquinales.