En palabras de W. B. Yeats: «El escritor debe morir todos los días de su vida y renacer en la forma de un ser incorruptible». Es decir, para el premio Nobel irlandés, el poeta lleva la misma vida de un vampiro, aunque pueda tomar el sol impunemente y no sienta terror al pisar terreno sagrado. Después de bucear en la extensa nómina de los no muertos, aquellos personajes misteriosos a la sombra de Drácula, pese a que algunos nacieron antes que el aristócrata transilvano, Antonio Lafarque ha realizado una extensa selección de poemas vampíricos escritos en español por autores de varios países. Los ha agrupado en tres secciones: «Vampiros históricos», «Vampiros anónimos» y «Poetas vampisos». Están escritos con la misma sangre que dio vida a los mitos y superan con creces la estaca de la crítica.