Se creó una revista más antes de finalizar 1956.
A diferencia de muchas publicaciones de este período, Venture SF no iba dirigida en absoluto al público juvenil.
El primer número, fechado en enero de 1957, la presentaba como compañera de la respetable F and SF, la única revista en circulación creciente por aquel entonces, si bien no la dirigía Anthony Boucher, de la F and SF, que se circunscribía a figurar como asesor.
La dirección de Venture la ostentaba el director gerente de Mercury Press, Robert P. Mills (nacido en 1920). Mills se había ocupado ya de la mayor parte del trabajo administrativo de F and SF y su ya enajenada compañera Ellery Queen’s Mystery Magazine. Ahora, le correspondía el control total de Venture.
Los relatos de Venture se centraron en el sexo y la violencia, a veces hasta un grado nauseabundo. El mejor ejemplo de ello, que formaba parte del primer número, fue «Una chica con todo» («The Girl Had Guts»), de Theodore Sturgeon, donde un virus alienígena ataca a los humanos y les obliga a vomitar los intestinos... La narración llevó a un crítico a decir que era la única que le había causado un verdadero malestar físico en toda su vida. La novela de fondo, Virgin Planet, de Poul Anderson, giraba en torno a un hombre que aterrizaba en un mundo habitado en exclusiva por mujeres.
El número ofreció también un relato humorístico de Charles Beaumont, «¡Oh, padre mío!» («Oh Father of Mine»), una retorcida versión del tema del viaje a través del tiempo, en la que un hombre mata a su propio padre antes de haber sido concebido.
Aquí vamos a encontrar relatos clásicos de Tom Godwin, Leigh Brackett, Marion Zimmer Bradley, Cyril Kornbluth, Lester del Rey, Clifford D. Simak, Algis Budrys, Poul Anderson, Floyd Wallace, Robert F. Young, Bryce Walton, Edward Wellen, Rog Phillips y Doug Morissey, todo un elenco de clásicos con relatos incomparables.