La isla, amparada por un férreo régimen impuesto por el Adalid, constituye un sistema económico y político cerrado y autosuficiente en el que todos tienen trabajo y la exigua riqueza se reparte de forma justa entre los ciudadanos, que acatan la premisa del Directorio de que la sostenibilidad solo es posible bajo el control de natalidad y la obligación de todos de remar en una misma dirección. No hay lugar para el cambio, para las nuevas ideas, para la evolución ni para la disidencia.
En los últimos meses, algo parece estar cambiando en la mentalidad de los habitantes de las urbes periféricas, y desde la Comandancia culpan a un terrorista a quien en las calles conocen como Madre. La estabilidad y el futuro dependen de sofocar este brote de rebeldía, y Fauno Rohen, como ejecutor de alto rango, es uno de los principales encargados de encontrar a Madre y ahogar cualquier manifestación contraria al equilibrio perfecto que han conseguido. Pero su manera de ver y entender las cosas empieza a verse afectada tras conocer a un niño que le trae amargos recuerdos de una infancia que creía olvidada tras su adiestramiento en la Academia, un pequeño urbanita fugado cuya vida depende de que él logre encontrarlo antes de que lo hagan los suyos.