Tal era el poder de los inapreciables ojos mágicos del sobremundo, que podían exaltar a su portador a mundos de maravilla o hundirlo en el más tenebroso de los horrores. Por ello eran tan codiciados. Y así, Iucounu, el Mago Reidor, envió a un reacio ladrón, Cugel el Astuto, a una fantástica búsqueda para apoderarse de la valiosas y encantadas lentes violetas: en un arreisgado viaje por bosques de amravilla y paisajes encantados, a través de un mundo donde magia y ciencia son una sola cosa.