Llegaron de un remoto planeta mucho más allá de la Tierra robots benévolos con el único propósito de servir al hombre en todo momento, acabar con las guerras y las enfermedades tanto físicas como espirituales, conseguir liberar al ser humano de cualquier daño. Pero su actuación convirtió a los hombres en meros espectadores pasivos de un «mundo feliz» en cuyo desarrollo ya no podían tomar parte. Así, un grupo de anarquistas psíquicos decidió terminar para siempre con esos invencibles benefactores. Y Clay Forester tuvo que enfrentarse al más terrible dilema de su vida: luchar por el derecho de la humanidad a esforzarse y sufrir por su destino, o rendirse al implacable imperativo de los humanoides sin hacer absolutamente nada.