Regresar a la Tierra desde el planeta Tschai implicaba solamente construir una nave... o robarla, puesto que Tschai estaba poblado por cuatro razas inteligentes nacidas entre las estrellas y, como tales, disponían de espaciodromos. Pero el problema no se presentaba tan fácil para Adam Reith. Ya había sido bastante afortunado escapando de los Chasch y de los Wankh, y de una docena de tipos distintos de humanos. Ahora, su periplo lo conducía directamente hacia los Grandes Espaciopuertos de Silvishe, en los dominios de los Dirdir. Pero los Dirdir eran completamente distintos de los otros alienígenas que competían por aquel mundo. Eran rápidos, más siniestros, y sentían una insaciable sed de caza hacia las víctimas como Adam Reith. Cuanto más se acercaba a su objetivo, más feroces se volvían sus instintos predadores...