Los Críptidos 2 - En busca del Olgoi-Khorkhoi
Como decía en mi reseña de la primera de esta serie (inconclusa) de novelas juveniles, me han defraudado.
Dejando aparte los fallos mencionados antes, el principal motivo de mi rechazo está en la descripción de los protagonistas escogidos, muy lejos desde luego del "Club de los Cinco" de Enyd Blyton y similares. Entiendo que los tiempos han cambiado, pero me desagrada que el autor no tenga nunca palabras amables hacia sus protagonistas, cuyos únicos puntos favorables son, apenas, sus "superpoderes".
Se trata de tres hermanos y una prima acogida en la familia tras la terrible muerte de sus padres (el tópico secreto que se nos va revelando en pequeñas dosis a lo largo de los relatos). Sus relaciones, por decir algo, son siempre en base a enfrentamientos y gritos (EN MAYÚSCULA) y muy raramente trabajan en equipo. Sus habilidades personales has sido diseñadas demasiado a medida. La prima, Ádele, aporta el elemento emotivo porque encuentra su primer amor; aparte es políglota y tiene una edad que le permite hacerse pasar por adulta. Ello facilita al autor poder desplazar por toda Europa a sus protagonistas menores de edad, sin mayores problemas (ni siquiera de dinero).
Entre los chicos, tenemos a Tom, el típico sabeloto y lector empedernido que será quien resuelba las claves y enigmas o aporte los datos científicos para hacer avanzar la trama. Su hermano Boris, en cambio, sólo sabe emplear el sarcasmo en sus discursos, aunque eso sí, es oportunamente un mago informático capaz de introducirse en las redes informáticas más sofisticadas. La otra chica, Bea, es una glotona con sobrepeso pero capaz de abrir cualquier cerradura o falsificar cualquier documento. Además, es la dueña del quinto miembro del equipo: "Nono", un suricato demasiado inteligente, por decirlo con palabras suaves.
En esta segunda novela, el autor (francés, por más señas) abandona la subtrama conspirativa y prefiere dedicarse a destruir famosos documentos parisimos con una amenaza bestial aún más disparatada. Pero no más que la nula reacción por parte de las autoridades. En este potpurri no podía faltar la alusión a otros elementos esotéricos como los famosos discos extraterrestres de Baian-Kara-Oula o el espiritismo.
En conclusión, una oportunidad desperdiciada.
Parece que los lectores españoles pensaron lo mismo, porqyue la editorial Marenostrum nunca llegó a publicar las dos últimas entregas de la serie, dedicadas respectivamente al Chupacabras y al Hombre-Polilla (Mothman, en inglés).
09/10/2016