H.D. Everett publicó los relatos contenidos en esta edición en 1920, y fue la primera vez que usó su verdadero nombre al publicar una de sus obras. Hasta entonces había usado el seudónimo Theo Douglas. Es la última de una larga lista de autoras victorianas que sabían cómo enganchar al lector a través de la invasión de lo sobrenatural y lo dramático en la vida cotidiana. Los relatos varían en temática y estilo. Algunos aunan elementos de la tradición gótica de los relatos de fantasmas y otros tratan temas más contemporáneos.
- La máscara de la muerte: Gloriana Enderby está categóricamente en contra de las segundas nupcias. En su lecho de muerte le pide a su esposo, Tom, que cubra su rostro con un pañuelo muy especial. Después de su muerte, Tom se compromete con otra mujer y Gloriana los acosa desde el más allá.
- Los dedos de una mano: Dos tías solteronas se llevan a sus sobrinos pequeños de vacaciones a la costa. Un día, una de ellas descubre un escalofriante mensaje escrito en una hoja de papel que parece ser la premonición de una tragedia.
- El teléfono: Durante la I Guerra Mundial, un capitán del Ejército británico de permiso busca con desesperación a su novia desaparecida. Ella termina por comunicarse con él a través del teléfono, aunque es una comunicación que parece no ser de este mundo.
- El pequeño fantasma de Anne: Un matrimonio se va de vacaciones buscando un merecido descanso tras la guerra, pero una de las habitaciones de la granja escogida para ello, parece estar encantada por el fantasma de una niña pequeña.
- La cortina carmesí: Narra la historia de una extraña aparición que embruja una casa en el campo durante décadas.
- El camino solitario: Breve historia en la que el fantasma de un perro ayuda al protagonista en un apuro.
- La bruja del agua: Este relato mezcla el folclore escocés y los sonidos sobrenaturales con un tema tan contemporáneo como el acoso.
- Los gaiteros de Mallory: También ambientado en Escocia, este relato de creciente suspense nos cuenta la leyenda sobre un grupo fantasma de gaiteros que hacen su aparición cuando alguien del clan muere.
- La pared susurrante: El fantasma de un niño pequeño, al que a veces se ve pero siempre se oye, parece predecir la muerte de uno de los protagonistas.
Antología