En Land todo es posible, incluso que unos niños de poco más de seis años asistan a clases en las que la magia y las travesuras se desatarán desde el primer día, y no por ese orden, precisamente. Luthien conocerá poco a poco a sus compañeros y se dará cuenta de que cada uno de ellos es muy especial.
Y es que en Land los ciudadanos conviven con deidades, que se hacinan en la Casa de los Dioses y entran y salen en función de su popularidad. Además, los rectores de los cuatro grandes centros escolares de Land son los que gobiernan, por lo que no dudan en convertir dichos estamentos educativos en un continuo espectáculo para el gran público. Los ciudadanos siguen por televisión acontecimientos escolares de gran importancia y espectacularidad como la Gran Guerra o las Olimpiadas. Todos excepto aquellos que han de sacar a pasear a las cabras, claro.
Y ahora, ¿os atrevéis a descubrirlos uno de los mundos más frikis que existen? Hacedlo con La Clase de las Cabras.