Mas allá del entretenimieto de identificar los parapelismos con el universo sherlockiano y aunque la historia tiene las sorpresas adecuadas en los momentos oportunos, en mi opinión el autor se ha equivocado al pretender situar la trama de esta novela en un escenario propio no de la Inglaterra victoriana sino de la ciencia ficción. Cierto que la "space opera" de los imperios galácticos tiene su público pero, lo siento, a mi me rechina bastante. Desde la peculiar cubierta hasta los rasgos demasiado victorianos de ese imperio que utiliza mapas estelares de pergamino para orientarse en un espacio tridimensional, por poner sólo un ejemplo de esos anacronismos innecesarios. Introducir algunas pantallas holográficas y ordenadores no habrían perjudicado la trama.
23/10/2016