El mundo ha sido destruido por una niebla que barrió el planeta, matando a todo aquel que tocó. En la isla, la supervivencia es idílica, donde ciento veintidós aldeanos y tres científicos, viven en armonía. Los aldeanos se contentan con pescar, cultivar y festejar, obedecer su toque de queda nocturno, hacer lo que les dicen los científicos. Hasta que, para horror de los isleños, uno de sus amados científicos aparece brutalmente apuñalado hasta la muerte. Y entonces se enteran de que el asesinato ha provocado una reducción del sistema de seguridad alrededor de la isla, lo único que mantenía a raya la niebla. Si el asesinato no se resuelve en 107 horas, la niebla asfixiará la isla y a todos los que estén en ella. Pero el sistema de seguridad también ha borrado de la memoria de todos lo que sucedió exactamente la noche anterior, lo que significa que alguien en la isla es un asesino, y ellos ni siquiera lo saben.