¿Qué tiene que hacer un robot para demostrar su humanidad? Cuando salió de la cadena de montaje, el NDR 113 no era más que un cerebro empotrado en una estructura humanoide de metal y plástico. Sin embargo, el NDR 113 -o Andrew Martin, como llegó a ser conocido- no era un robot corriente. Aunque fue diseñado como asistente doméstico, muy pronto sus propietarios se percataron de sus extraordinarias cualidades. Su diferencia despertó pasiones encontradas entre los hombres: admiración, temor y fascinación. Andrew Martin fue un artista excepcional y a lo largo de su trayectoria adquirió celebridad como escultor, escritor y científico. Conquistó la libertad, se cambió de cuerpo y amasó una fortuna. Tuvo algunos amigos y muchos enemigos.
Sólo una cosa le estuvo vedada: la condición de ser humano. Para alcanzar esa anhelada meta libró una prolongada y difícil batalla que finalmente se saldó con una paradoja suprema...
El Robot humano, fruto de la fecunda colaboración de Asimov y Silverberg, está basado en el relato The Bicentennial Man y constituye un aporte tan divertido como agudo a las celebérrimas historias de robots de Isaac Asimov.