Nueva Orleans, 2021. John Kennedy Toole se revuelve en un montón de basura. Sí, lo han adivinado. El mayor genio literario de Luisiana acaba de volver a la vida en una ciudad hostil que, paradójicamente, lo idolatra. Mientras intenta comprender su nueva realidad y saborear por fin la gloria literaria que solo se le concedió a su muerte, el autor de La conjura de los necios se adentra en un mundillo literario exento de teología y geometría que lo repudia abiertamente. Y al tiempo que trata de reconocerse entre el colorido impermutable del Mardi Gras o en el aroma a gastronomía cajún del Barrio Francés, el espejo maldito en el que se ha convertido Nueva Orleans le escupe una y otra vez el reflejo de un grotesco y fracasado Ignatius Reilly. Libreros, editores, agentes literarios y fandomitas irredentos se mezclan en esta sátira social que suena a jazz y huele a santería y a vudú.
Una novela que nos recuerda la farsa política de Evelyn Waugh, los absurdos y desorientados personajes de P. G. Wodehouse o las disparatadas tribulaciones a las que Tom Sharpe somete a Wilt.